A Javier

Siete primaveras
que en su pecho aprieta,
desde el alba inquieta
que lo vio nacer.
Pequeño capullo
que corre y que juega,
en esa rayuela,
la de su niñez.
Ve aviones y barcos
 de muchos colores,
pues pinta ilusiones
con tiza y crayón
en bancos, en pisos,
en los pizarrones,
en paredes viejas
y en algún cartón.


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